Pin up - Burlesque


Entrevista a Dita Von tesse


Su imagen es sinónimo de sensualidad. La bailarina de burlesque Dita von Teese (36) viajó a Brasil para presentar el espectáculo Be Cointreauversial.


Contó parte de sus secretos, los mismos que la llevaron a reinar como exitosa modelo hot, actriz y bailarina. Atraída por el mundo del baile y la ropa interior (su trabajo como vendedora en una tienda especializada le abrió los ojos a los 19 años), Dita dejó atrás su nombre real –Heather Renée Sweet– y abandonó un pasado en su Michigan natal, Estados Unidos.

Fascinada por los musicales, abandonó la universidad y se convirtió en una estudiosa de la historia del traje. Ya en California, se ganó la vida como estilista de películas y llevó al límite su fascinación por los años ’40 y el cine clásico. Como admiradora ferviente de Hedy Lamarr y Betty Grable, esta morocha adoptó la estética de esa década como parte de su vida.

Se armó el personaje con un look pin up: una piel blanquísima y una melena cuidadosamente oscura (originalmente era rubia) la convirtieron en una Betty Boop de la vida real.


Al poco tiempo Dita von Teese empezó a destacarse bailando en clubes de striptease. Eran tiempos de drogas e incursiones en películas pornográficas. Playboy reparó en ella y la hizo tapa. Dita dejó atrás las burlas de quienes la señalaban por distinta: “A veces he sido ridiculizada por mi estilo, por mi forma de vestirme diferente,- admite, pero siempre lo tomé como un cumplido por donde se mire”, declara.



¿Tenías algún ídolo o referente? Mis ídolos eran –y aún lo son– personas con estilo, que se animan a ser distintos y a tomar riesgos.


Con tus peinados, maquillaje y trajes tan femeninos, ¿pensás que todo tiempo pasado fue mejor? ¡Ojo! No necesariamente tengo el deseo de vivir en un tiempo distinto... Excepto cuando llega el momento de la extravagancia en el hecho de vestirse, del dressing up, algo que casi se ha perdido en nuestra rutina diaria, ¿no te parece?


¿Qué otras cosas te parecen que fuimos perdiendo? Muchas. Pero lo que sí deseo, a veces, es que la gente tenga más oportunidad de vestirse elegante. Me parece que la modernidad ha dictado que la moda sea fácil y cómoda, y deje de lado la apariencia. ¡Y eso le quita un montón de diversión al hecho de vestirse!


¿EXTRAVAGANTE YO? Luego de algunas relaciones sin trascendencia (entre ellas con el actor Peter Sarsgaard), Dita von Teese salió del anonimato en 2001, cuando la “bella” domó a la “bestia”. Es que el mundo del rock y sus videoclips la acercaron a quien sería su marido, el singularísimo Marilyn Manson. Fotografiados hasta el hartazgo, Dita y Manson fueron una de las parejas red carpet del nuevo milenio. En 2005, se casaron en medio de una ceremonia de película en un castillo irlandés. Sin embargo, no todas fueron rosas. En diciembre de 2006 y, luego de casi siete años de relación (y una aparición en el video de Manson, Mobsecene), Dita pidió el divorció alegando diferencias irreconciliables, y le envió los papeles a Manson justo el día de su cumpleaños. Aun así, el matrimonio dejó a Dita muy bien parada, en el centro de la escena de las celebridades. Poco pasó para que esta mujer menuda se convirtiera en sinónimo de erotismo y sensualidad. Su glamour y ese toque que la diferencia la transformaron en tiempo récord en un ícono de moda buscado por diseñadores como Marc Jacobs, John Galliano, Jean Paul Gaultier. El mismísimo gurú de los tacos, Christian Louboutin, la adoptó como su musa principal. A Dita le llovieron los contratos de publicidad. Make up para MAC, lencería para Agent Provocateur y Coco de Mer, además de embajadora de Cointreau quien bautizó un trago con su nombre.


Dita, además, tiene su propia línea de lencería para Wonderbra, y es autora de un libro de burlesque y de otro sobre fetichismo. Casi nada. La bailarina y actriz probó que los años y la fama no cambiaron en nada su espíritu indomable. Así lo demostró con su última tapa para la revista Interview, con fotos de alto voltaje con Alley Bagget, conejita de la mítica Playboy.


Desde siempre Hollywood tuvo sus ‘chicas buenas’ y ‘chicas malas’. ¿Cómo manejás tu imagen pública? La verdad es que no me detengo a pensar mucho en mi imagen pública. Me es sencillo, me sale naturalmente, porque siempre he sido mi propio producto y mi propia estilista. Siempre decidí qué me ponía y esta es la única manera que conozco. No es que tengo a un equipo de gente contribuyendo con mi imagen. ¡La hice yo solita!


¿Y cómo sos puertas adentro? Se dice que no te bajás de tus altísimos stilettos… Por supuesto que me muestro más relajada y más libre cuando estoy con mis amigos y familia. Todos nos sentimos más a gusto alrededor de la gente que conocemos y a la que no tenemos que impresionar.


Muchas mujeres se te acercan a pedirte consejos, a tomar tus clases de burlesque, ¿qué es lo que más te piden? Creo que a la mayor parte de la gente le gusta la idea de divertirse con el burlesque, y vivir la fantasía de ser un sex symbol por un ratito. Es como un juego divertido, te disfrazás e interpretás un personaje. Es un arte que está en auge en todo el mundo, nadie se te resiste.


¿Qué rescatás de tantos viajes y de conocer tantas culturas? Me inspiro mucho en mis experiencias por los distintos países, así como de la sensualidad y hasta de los clichés de las diferentes culturas. Me gusta emularlas con lo que hago. Por ejemplo, hice un show basado en la sexualidad del ‘Dragon lady’ chino. Amo actuarlo. Y amo la manera en que el burlesque me permite mostrar y convertir diferentes conocimientos en formas de sensualidad.


¿Qué podría surgir, entonces, de una visita a nuestro país? He esperado para hacer un show temático inspirado en lo latino por mucho tiempo, pero me toma trabajo encontrar un nivel de inspiración que esté detrás de un simple cliché y le permita convertirlo en algo complejo, hermoso, que me haga feliz mostrarlo. De Sudamércia, he estado en Brasil, pero nunca en la Argentina. Amaría ir. Es un país cuya cultura encuentro fascinante y sumamente glamoroso.


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