Inconsiente y Síntoma

El inconsciente, tiene la lógica de la incompletud y, según Lacan, está estructurado como un lenguaje. Es la batería significante donada por el Otro. 

Definimos el Otro como lugar de la palabra. 

Estamos sometidos al Otro por la condición de la demanda (Falta). Las condiciones de la
Digamos que la madre, como representante del lugar del Otro, le dona significantes al niño,  al sujeto a advenir.

El pequeño humano tiene necesidades que expresa al representante del Otro ( madre), estas necesidades que son decodificadas, puestas palabras, y desde ese momento quedan perdidas para siempre.

Gracias al significante, la naturaleza queda perdida. Hablamos ahora, en cambio, del sujeto atravesado por el lenguaje.

A partir de allí, lo que antes era necesidad se transforma en demanda. La demanda (atravesada por el lenguaje) nada tiene que ver con la necesidad (orgánica).

El inconsciente es el discurso del Otro. El sujeto que nace en las condiciones de la palabra está marcado por el Otro. Esta marca hace enigma, hace pregunta al sujeto. ES por eso que Lacan habla del Gran Otro, como portador de todas las respuestas , que obviamente , no existe.

El síntoma para Freud


Del inconsciente quedan, las formaciones del inconsciente: sueños, lapsus, síntomas que escriben jeroglíficos a descifrar.

Las formaciones del inconsciente piden al analista ser descifradas, y ese desciframiento no es ajeno a la estructura del discurso.

“El síntoma es indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada, es un resultado del proceso represivo”, así dice Freud en el texto “Inhibición, síntoma y angustia” de 1926.

En cuanto es “resultado del proceso represivo”, ya que Freud ubica el síntoma para la neurosis, la histeria y la neurosis obsesiva.

Nos dice que el síntoma tiene un sentido que hay que buscarlo en la sexualidad infantil reprimida.

Los mecanismos de formación de síntomas son la condensación y el desplazamiento.

Algo queda interrumpido en el cumplimiento de un deseo y se forma un compromiso.

Freud nos da una indicación clínica: el síntoma es “un penar estrafalario”; aunque quiera, el sujeto no puede hacer otra cosa. Sólo puede desplazar este compromiso, permutarlo, pero no suprimirlo (Desplazamiento)

Los síntomas traen al sujeto sufrimiento, gasto anímico, empobrecimiento de la energía anímica, y es por eso queda paralizado para las tareas de la vida.

Esta es la dimensión que el sujeto trae a la consulta: que no tiene ganas,  siempre se encuentra con las mismas dificultades, que repite siempre las mismas cuestiones, etc.



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